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Se puede aprender mejor en la universidad con la inteligencia artificial

Se puede aprender mejor en la universidad con la inteligencia artificial

Usar la inteligencia artificial para que nos ayude a conocer cómo aprendemos es la manera de aprender más, y no menos, gracias a esta herramienta.

Luisa, una estudiante de grado en la universidad, utiliza ChatGPT como tutor personal. Le pide explicaciones adicionales sobre conceptos complejos (“¿Qué conocimientos previos necesito dominar y por qué son relevantes?” o “¿Cómo se relaciona esta parte nueva del temario con los conocimientos de las anteriores?”) y ejemplos prácticos para profundizar en los trabajos que realiza para clase y estudiar para los exámenes (por ejemplo, le pide que señale los errores conceptuales más frecuentes para autoevaluarse mientras estudia o cómo se podría mejorar y enriquecer la entrega del trabajo para la asignatura).

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Martín, estudiante del mismo grado en la universidad, utiliza la IA para pedirle que resuelva los ejercicios de clase. A corto plazo, las entregas de sus tareas son más rápidas, pero cuando llega el examen descubre que su comprensión es superficial porque delegó todo el esfuerzo en la herramienta.

Integridad académica e inteligencia artificial

La inteligencia artificial ha pasado de ser una desconocida a ser un recurso accesible socialmente que está transformando el mundo educativo. El 90 % de los estudiantes universitarios ya utilizan herramientas como ChatGPT en los estudios.

Integrarla en el currículo y en el aula manteniendo la integridad académica obliga a docentes y alumnos a revisar y adaptar sus prácticas.

Esta tecnología puede democratizar el acceso a la educación mediante recursos adaptados a cada estudiante, ayudándoles a superar barreras y a mejorar sus resultados. Pero para que sea así realmente, es imprescindible que su uso sea para potenciar su aprendizaje y no como un sustituto del propio aprendizaje.

Es necesario fomentar habilidades como la metacognición (la capacidad de reflexionar sobre cómo aprendemos) y la autorregulación (nuestra capacidad para gestionar el tiempo, el esfuerzo y dirigir nuestro aprendizaje) para enseñar a los estudiantes a usar la inteligencia artificial para mejorar su rendimiento sin comprometer la integridad académica ni la adquisición de habilidades fundamentales.

Metacognición y aprendizaje autorregulado

En el contexto académico actual, los docentes no solo deben enseñar contenidos: ayudar a los estudiantes a aprender a aprender es fundamental. Es decir, a reflexionar sobre su propio proceso de aprendizaje, y a ser capaces de utilizar la inteligencia artificial como Luisa, y no como Martín.

Como apuntábamos antes, la inteligencia artificial puede potenciar la autorregulación y metacognición de manera que los estudiantes reflexionen sobre su propio aprendizaje y ajusten sus estrategias.

Existen aplicaciones, sistemas de tutoría inteligentes o directamente herramientas como ChatGPT que permiten analizar patrones de estudio de los estudiantes y ofrecen recomendaciones personalizadas. Así, los estudiantes pueden recibir sugerencias de planificación de los tiempos de estudio, qué conceptos reforzar o qué tipos de ejercicios necesitan practicar más según su ritmo y errores.

Por ejemplo, Luisa ha detectado que aprende mejor con microsesiones diarias de prácticas guiadas y cuestionarios rápidos que genera con la IA. Esta forma de estudiar y la retroalimentación inmediata le ayudan a fijar los conceptos poco a poco. Sin embargo, su compañera Marta, ha descubierto que lo que más le funciona es crear mapas conceptuales y practicar mediante conversaciones con la IA lo que ha ido aprendiendo. Al plasmarlo de forma visual y reformularlo en voz alta, consolida la información y detecta lagunas en su comprensión.

Conversando con estos tutores virtuales, siempre con la guía de un docente, un estudiante puede repasar aquellos conceptos que necesite reforzar o profundizar en el conocimiento de la asignatura. El docente puede apoyar la formulación de preguntas metacognitivas como: “¿Qué puedes interpretar de esta información?” o “¿Cómo podrías utilizar esta información en una nueva situación?”. Al tomar conciencia de cómo aprende, podrá ajustar su forma de estudiar o probar nuevas tácticas de aprendizaje.

El diseño y desarrollo de actividades en el aula a partir de estos procesos fomentan tanto la autoevaluación como el ajuste estratégico del aprendizaje: cada aprendiz puede identificar sus fortalezas y debilidades.

Una manera de profundizar, no un atajo

Se trata de aprender a usar la inteligencia artificial para profundizar en su aprendizaje, y no como un atajo para evitar esfuerzos académicos. La inteligencia artificial facilita el acceso a información y recursos de aprendizaje, y los docentes deben actuar como mediadores entre la tecnología y el estudiante.

Esto significa enseñar a los estudiantes a evaluar críticamente los resultados que obtienen de las herramientas, a cuestionar la veracidad de las fuentes y a reconocer las limitaciones de estas tecnologías.

Diseño de actividades en clase

¿Cómo lograrlo en clase? Una estrategia puede ser el diseño de tareas por el docente donde utilizar la IA requiera reflexión. Por ejemplo, pedir a los estudiantes que empleen una herramienta de IA (como Perplexity) para investigar un tema específico de la asignatura, pero luego añadir una presentación en clase de sus hallazgos analizando cómo de confiables les parecieron y cómo verificaron la información. De esta manera, la IA se convierte en el punto de práctica para el aprendizaje profundo y el pensamiento crítico, siendo un medio pero no el fin del camino.

Otro ejemplo práctico, a introducir por los profesores, pueden ser los ejercicios de debate donde cada estudiante lleve al aula una respuesta generada con IA sobre una pregunta de la asignatura, y en grupo se analicen esas respuestas, corrigiendo errores y comparando enfoques. Esto les enseña a cuestionar y y mejorar con juicio propio, fortaleciendo su criterio.

Estas actividades no solo guían a los estudiantes hacia un uso más crítico de la tecnología, sino que también destacan la importancia del docente como guía.

Perspectivas para el futuro académico

La inteligencia artificial puede servirnos para transformar la experiencia de aprendizaje en la universidad y la forma en que nos preparamos para un mundo en constante cambio, promoviendo la autonomía y la autoevaluación.

En un mundo donde la tecnología avanza a gran velocidad, aquellos que dominan la inteligencia artificial desde una perspectiva crítica y ética tienen la ventaja de una mentalidad de aprendizaje continuo, indispensable en la era digital.

Natalia Lara Nieto-Márquez, Profesora e Investigadora en Tecnologías Educativas, Universidad Camilo José Cela

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.


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