En muchos equipos de trabajo, la idea de que pueda haber un “conflicto positivo” se considera un mito. Más bien el conflicto se ve como un problema, un escollo en el camino al éxito, sobre todo cuando proviene de un choque de personalidades o surge de distintas opiniones respecto a una estrategia. Pero ¿y si conflicto y creatividad se convirtieran en un tándem positivo? Es lo que hemos investigado: nuestros resultados indican que si se gestionan de manera adecuada, las discusiones pueden servir para generar nuevas ideas.
Resulta que lo que determina si conflicto y creatividad vienen de la mano es quiénes son los que están implicados en él.
La investigación en este ámbito a menudo ha explorado cómo se relacionan conflicto y creatividad en los equipos. Algunos expertos defienden que determinados tipos de conflicto pueden aumentar la creatividad, y otros expertos defienden que sucede lo contrario: que los conflictos disminuyen la creatividad.
Esta disparidad de resultados tiene que ver con qué definimos como “conflicto”, y si diferenciamos o no entre un conflicto relacionado con la tarea y otro relacionado con las relaciones entre los miembros del equipo. Aún separando estos dos tipos de conflicto, los investigadores tienden a asumir que afecta a todos los miembros del equipo de la misma manera. Pero este planteamiento, según estamos comprobando ahora, puede ser demasiado simplista.
Investigaciones más recientes como la nuestra sugieren que es importante tener en cuenta los roles de cada miembro del equipo de manera individual y su papel en la dinámica del grupo. Especialmente interesantes son las disputas en los que un miembro clave o líder del equipo participa: en estos últimos es donde más puede funionar el binomio conflicto y creatividad.
Conflictos con un lado bueno
Es normal que surjan desacuerdos sobre cómo distribuir las tareas, tomar las decisiones y organizar el trabajo. Son conflictos relativos a la tarea en sí, y se han considerado potencialmente positivos porque pueden ayudar a encontrar nuevas perspectivas y mejorar la creatividad, sobre todo si se gestionan de manera adecuada.
Sin embargo los datos nos ofrecen una imagen algo más complicada de ese aspecto positivo de la relación entre conflicto y creatividad. Hemos analizado algunos de los resultados ambiguos de estudios previos. Utilizando el análisis de redes o sistemas, una manera de explorar las interacciones y relaciones únicas entre individuos de 70 equipos de trabajo distintos hemos descubierto lo siguiente: cuando un miembro crítico, un líder del equipo, participa en discusiones sobre cómo hacer determinada tarea, algunas veces sí se fomenta la creatividad, porque obliga al resto del equipo a reflexionar sobre su trabajo.
¿Cuáles son estas ocasiones? Específicamente, cuando los equipos tienen un objetivo compartido. En estos casos, la creatividad aumenta incluso a pesar de que haya conflictos personales en el mismo equipo.
Así es como sucede: un miembro crítico del equipo (alguien de quien el resto de miembros dependen para recibir información esencial) tiene una discusión relacionada con la tarea. Esto obliga a todo el grupo a parar y analizar qué está pasando y considerar maneras de afrontarlo. Les saca del “piloto automático” y, siempre que compartan los objetivos, los anima a ser más flexibles, a traer ideas frescas.
Por el contrario, si no existen estos objetivos compartidos, conflicto y creatividad no vienen de la mano: algo comprensible, ya que uno solamente realiza el esfuerzo de cuestionar el statu quo si coincide con los demás en el resultado a alcanzar.
El lado negativo de los conflictos
En el otro extremo están los conflictos personales o relacionales. Estos no tienen que ver con la tarea entre manos, sino que surgen de choques de personalidad y problemas interpersonales.
La investigación previa ha sido muy clara sobre los efectos negativos de este tipo de relación entre conflictos y creatividad en los equipos de trabajo. En nuestra investigación hemos descubierto además que si los miembros clave del equipo están involucrados, el efecto es todavía más devastador. Conflictos personales entre líderes deterioran la cohesión del grupo y deja de haber la confianza y la seguridad para proponer cosas nuevas y creativas.
Sin embargo, en estos casos marca la diferencia un hecho: si los líderes tienen mucha inteligencia emocional, los efectos más negativos de estos conflictos se pueden mitigar. La inteligencia emocional ayuda a estos líderes a gestionar sus tensiones personales de una manera que no afecte al resto del equipo.
Sacar beneficio de la relación entre conflicto y creatividad
¿Qué pueden hacer los líderes para maximizar el potencial creativo de su equipo y minimizar los efectos negativos del conflicto? Aquí ofrecemos algunas pautas:
Ser muy claros con los objetivos: Establecer metas comunes permite que los conflictos de trabajo sean más constructivos, pues todos los miembros del equipo intentan remar en la misma dirección: aunque haya diferentes opiniones sobre cómo llegar a ese lugar, estos se resuelven de una manera más productiva y creativa y el equipo puede reflexionar y adaptarse de manera creativa.
Entrenar la inteligencia emocional: Es esencial que los miembros clave del equipo tengan las herramientas de inteligencia emocional necesarias para evitar que los conflictos en los que se involucran afecten a la cohesión del grupo. A menudo, quienes más contribuyen terminan siendo líderes naturales de los equipos, porque tienen habilidades útiles para la tarea, pero no necesariamente destrezas interpersonales. Es una receta peligrosa. Ayudarles con su inteligencia emocional les puede ayudar a preservar el potencial creativo del equipo a pesar de los conflictos.
Reconsideremos las connotaciones de la palabra conflicto: No todos los conflictos tienen el mismo efecto: algunos pueden ser buenos para el equipo. Un equipo bien construido tendrá en cuenta el papel de los miembros clave del grupo y también cómo afectan a la dinámica colectiva los conflictos en los que se ven involucrados. Los líderes pueden ver el conflicto no solo como un problema, sino como un posible motor de creatividad, dependiendo de quién esté involucrado y cómo lo gestione.
Los conflictos (tanto los personales como los que tienen que ver con la tarea) no afectan por igual a todos los miembros de un equipo. Tener esto en cuenta nos permite identificar cómo gestionarlos de manera más productiva esta interacción entre conflicto y creatividad.

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Brad Harris, Professor of management, associate dean of MBA programs, HEC Paris Business School
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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