Saber relacionarse con los demás y poder afrontar y adaptarse a los entresijos emocionales que surgen en el día a día es imprescindible para una vida sana.
Ser competente en la gestión del mundo social y emocional tiene un impacto incluso en el rendimiento académico en la infancia y adolescencia y, lógicamente, en la adaptación psicosocial del futuro adulto.
No obstante, los programas educativos dirigidos a este fin no siempre son eficaces. Existen múltiples aproximaciones: la intervención puede ser desarrollada por el profesorado o por personal ajeno al centro escolar; el papel de la familia puede ser secundario o activo; y las intervenciones pueden ser muy teóricas o más abiertas y adaptables.
Aprendizaje socioemocional
Nuestro proyecto BOOST (que juega con la palabra inglesa “boost”, que significa fomentar o aumentar) comenzó con un análisis para detectar las necesidades de la comunidad educativa en relación al aprendizaje socioemocional y su inclusión en los currículums educativos en España, Polonia y Noruega.
Sobre esta base, y tomando como referencia aquellos aspectos que la evidencia previa había demostrado como más eficaces, diseñamos una aproximación dirigida a fomentar la salud mental y resiliencia de los escolares de primaria.
Específicamente, buscamos que fuesen los propios agentes educativos quienes diesen forma a la intervención de acuerdo a las necesidades del alumnado en el ámbito social y emocional y buscando siempre la mejora de la convivencia y el bienestar común.
Aprovechar situaciones espontáneas
Durante la jornada lectiva, surgen multitud de situaciones que se pueden utilizar para proponer, aconsejar, y enseñar a los estudiantes a conocerse y ponerse en el lugar de los demás. De esta manera, se puede introducir la faceta afectiva y social al mismo sin dejar de lado ni descuidar los contenidos académicos del currículum.
Por ejemplo, se puede hablar de la empatía en el contexto de la clase de lengua cuando estudiamos un poema; afrontar de forma empática y dialogante la gestión de conflictos en la clase de educación física; discutir sobre prosocialidad cuando se trabaja el ecologismo, etc.
Impacto de la pandemia
En el momento en que los centros educativos comenzaban a poner en práctica la intervención se produjo la pandemia de covid-19, que impactó en la vida personal, familiar y laboral o escolar de todos los implicados en el proyecto.
La emergencia sanitaria truncó el desarrollo de la intervención porque las escuelas cerraron sus puertas ante la inminente declaración de confinamiento y los aspectos instruccionales pasaron a trabajarse desde casa a partir de condiciones y recursos muy diversos.
Desde el proyecto BOOST asumimos esta situación excepcional y tratamos de gestionar y reducir las barreras a las que los docentes debieron enfrentarse en este periodo. Tras la reapertura de los centros, tratamos de convertir las dificultades en nuevas oportunidades.
Escolares más resilientes
Los resultados preliminares, que se encuentran en proceso de publicación, reflejan que los escolares que siguieron experimentalmente el programa BOOST han manifestado una mayor predisposición a mantener el equilibrio emocional y muestran una mejoría en resiliencia o competencia para asumir la adversidad.
Estas capacidades apuntan a la fortaleza psicológica, que es la base del ajuste psicosocial presente y futuro.
Aunque los datos preliminares reflejan ciertos beneficios en los escolares implicados en el programa, cabe preguntarse si los resultados no habrían sido más positivos de no producirse la pandemia.
Parte del currículum
Fortalecer la competencia social y emocional de los escolares y afianzar sus habilidades para sobreponerse a las dificultades y mantener su ajuste psicológico y bienestar a largo plazo debe ser un elemento del proyecto educativo y el currículum escolar.
En el futuro nos planteamos incorporar otros procesos emocionales a estos resultados, por ejemplo, valorando la importancia de la sensibilidad moral y el impacto a medio y largo plazo de ciertas emociones perturbadoras como la ira, la culpa, la vergüenza y el orgullo en el bienestar personal y la convivencia escolar.
Otro elemento a desarrollar e incluir en la investigación es el de las figuras parentales y sus emociones ante la gestión educativa, examinando cómo el estrés y la culpa afectan al ajuste que los hijos y las hijas muestran en el contexto escolar.
Ambas son líneas de investigación en desarrollo, aunque respaldadas por los avances obtenidos a partir del proyecto BOOST, que traen nuevos desafíos enmarcados en el contexto educativo y sociopolítico tan diverso que ofrece Europa.
Olga Gómez Ortiz, Profesora Titular. Departamento de Psicología, Universidad de Córdoba; Andrea Roldán-Barrios, Profesorado Docente Investigador en el dpto. de Psicología con contrato de Formación de Profesorado Universitario, Universidad de Córdoba; Antonio Camacho López, Postdoctoral researcher, Universidad de Córdoba; Eva M. Romera Félix, Profesora de Psicología Evolutiva y de la Educación, Universidad de Córdoba; María Ortiz Alba, Doctoranda, Universidad de Córdoba; Rocío Luque González, Profesora Sustituta Interina, Área de Teoría e Historia de la Educación, Departamento de Educación, Universidad de Córdoba y Rosario Ortega Ruiz, Catedrática de Universidad (Psicologia), Universidad de Córdoba
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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