El networking profesional engloba todos aquellos comportamientos dirigidos a construir y cultivar relaciones informales con el fin de obtener algún recurso valioso para el desempeño de la carrera profesional. Dichas prácticas implican, por tanto, un intercambio mutuamente beneficioso entre individuos o colectivos, facilitan nuevas oportunidades y ascensos laborales y pueden ser un pilar fundamental para lograr el éxito profesional.
Sin embargo, a pesar de sus beneficios ampliamente reconocidos, los profesionales a menudo luchan con sentimientos de disconformidad y falta de autenticidad al participar en dichas actividades, y no ven tan clara su efectividad.
Comprender y abordar los desafíos del networking resulta crucial para mitigar la pérdida de talento y fomentar entornos profesionales más equitativos. Veamos por qué.
El ‘networking’ y las mujeres
Esta necesidad de crear y desarrollar redes profesionales, o networking, es especialmente apremiante para las mujeres, que son menos que los hombres en los puestos de alta dirección y necesitan una mayor visibilidad para avanzar en su carrera profesional.
En 2020, las mujeres ocupaban menos del 30 % de los puestos de mayor rango en el mundo y se prevé que alcanzar la paridad de género en este ámbito llevará más de un siglo. Algunos estudios afirman que esta brecha no puede atribuirse solamente a falta de formación o de ambición entre las mujeres sino, en parte, a dinámicas de networking específicas de género.
Numerosos estudios desde los años 90 y principios de los 2000 han puesto de manifiesto que las mujeres, a menudo, se encuentran excluidas de las redes informales, predominantemente ocupadas por hombres. Además, las responsabilidades familiares limitan mucho más la participación de las mujeres en actividades de networking programadas fuera del horario laboral que la de los hombres, complicando aún más sus oportunidades de hacerse visibles.
La cuestión que nos hemos planteado es si, a pesar de todos los cambios culturales, políticas de inclusión, diversidad, igualdad y cuotas de género que han surgido desde esos primeros estudios, el impacto del networking sigue alimentando esa brecha de género en la alta dirección.
Efectos del ‘networking’ en la trayectoria profesional
Nuestro estudio analiza las experiencias de 901 directivos y directivas en España, de nivel medio y alto, con el objetivo de profundizar en los distintos efectos que provoca el networking en el avance profesional de hombres y mujeres. Los datos se recopilaron a través de una encuesta en línea que incluía tanto preguntas relativas a los hábitos de networking de los encuestados, siguiendo la escala de medición de Forret y Dougherty, como preguntas acerca de los logros alcanzados (número de promociones o compensaciones salariales o de otro tipo recibidas).
El estudio confirma la correlación positiva entre la práctica de actividades de networking y el éxito profesional para ambos géneros. Eso sí: debajo de esta tendencia generalizada subyacen variaciones sutiles que confirman que algunas prácticas de networking pueden ser más efectivas para las mujeres que otras.
Una espada de doble filo
Para ellas, el networking es una espada de doble filo que presenta tanto oportunidades como obstáculos en su progreso profesional. En concreto, y de acuerdo a los resultados de la investigación, las mujeres que se esfuerzan para mejorar la visibilidad interna a través del liderazgo de proyectos pueden ver penalizado su desarrollo profesional, al contrario de lo que ocurre en el caso de sus homólogos masculinos.
Las razones de estas disparidades pueden atribuirse a las normas de género arraigadas y a las expectativas sociales que determinan las percepciones del comportamiento de networking. Las mujeres, a menudo limitadas por roles de género tradicionales, pueden encontrar el éxito fomentando relaciones profesionales a través de canales informales, alineándose así con las expectativas sociales de cooperación, cuidado y socialización. Sin embargo, los intentos de afirmar su visibilidad interna a través de acciones proactivas pueden tener consecuencias adversas para ellas, pues corren el riesgo de ser percibidas como demasiado agresivas o ambiciosas. Esto, a su vez, puede generarles insatisfacción si no se ve reflejado en reconocimientos o avances en sus carreras profesionales.
En conclusión, nuestros resultados subrayan la necesidad que tienen las empresas de tomar medidas para crear una cultura que promueva la equidad, donde el éxito se defina solo por el talento y el mérito y no por la visibilidad alcanzada. De esta forma, se evitaría que mujeres cualificadas no reciban ascensos o recompensas, lo que puede resultar en el desánimo y la pérdida de talento femenino importante en el proceso.
Miryam Martinez Martinez, Profesora Adjunta Área de Comercialización e Investigación de Mercados, Universidad CEU San Pablo; Gabriela Contreras, Assistant Professor, Radboud University y Susana González Pérez, Adjunct professor, Universidad CEU San Pablo
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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