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¿Cuánto se aprende resolviendo problemas?

¿Cuánto se aprende resolviendo problemas?

Buscar una solución a un problema práctico conlleva una serie de procesos de investigación y discernimiento que favorecen el aprendizaje autónomo y desarrollan multitud de competencias transversales.

Mª Raquel Picornell Buendía, Universidad Camilo José Cela

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¿Qué significa resolver un problema? ¿Qué aporta este enfoque al proceso de enseñanza y aprendizaje? Se trata de involucrar la razón, el cuerpo, las emociones y las relaciones, las cuatro facetas que intervienen en nuestra manera de asimilar conocimientos.

Supongamos la siguiente actividad planteada a los alumnos de 5º de primaria (10 y 11 años) de un colegio de Albacete: seleccionar plantas adecuadas para el clima de Albacete, diseñar un macetero construido con materiales reutilizables para colocar las plantas y colocar dicho contenedor de manera idónea en el patio.

Para dar solución a este “problema”, los alumnos utilizarán diferentes métodos y probarán diferentes estrategias: visualización de vídeos, exploración de ideas, rutinas y destrezas de pensamiento, investigaciones formales, tormentas de ideas, aprendizaje cooperativo, salidas culturales, presentaciones digitales, mapas mentales, construcciones manuales, portafolios, exposiciones orales y concursos de preguntas en línea.

Experiencias que les aportarán información relevante, cuestionarán sus ideas previas y remodelarán su manera de comprender el mundo. A través del aprendizaje basado en problemas, los alumnos desarrollarán también habilidades de investigación: a partir de un enunciado, tendrán que averiguar y comprender qué es lo que pasa y lograr una solución adecuada.

Un método no tradicional

El método tradicional se basa en la transmisión de información del docente al alumno; aquel es el centro del aprendizaje y este un receptor pasivo. Aprende memorísticamente, sin análisis, sin crítica, y sin reflexión. Almacena un gran volumen de la información a base de copiar, subrayar, memorizar. Los métodos tradicionales de enseñanza no suelen tener en cuenta las emociones, las relaciones y el cuerpo.

En el aprendizaje basado en problemas, los alumnos llevan a cabo un proceso de investigación, análisis y reflexión que culmina con la respuesta a una pregunta realizada por el docente.

Se considera importante el proceso, y no solo el resultado; la profundización y el desarrollo de competencias clave. Estas competencias son:

  1. Identificación y resolución de problemas.

  2. Planificación del tiempo de trabajo establecido.

  3. Planificación de estrategias.

  4. Pensamiento crítico y toma de decisiones.

  5. Trabajo en equipo, comunicación y colaboración.

  6. Desarrollo de actitudes y valores

  7. Autoaprendizaje, aprendizaje autodirigido y aprendizaje permanente.

  8. Evaluación y autoevaluación.

Mejoro el patio y aprendo

Trasladado al caso práctico que hemos mencionado antes, los objetivos del trabajo serían:

  1. Conocer las características generales de las plantas.

  2. Utilizar criterios sencillos para clasificar a las plantas.

  3. Conocer qué plantas son más adecuadas para el clima local (Albacete).

  4. Saber qué plantas se han utilizado en épocas anteriores.

  5. Reconocer la importancia de las plantas.

  6. Presentar el proyecto escrito.

  7. Analizar los resultados de un experimento.

  8. Calcular presupuestos, cantidades, tiempos, estadísticas.

  9. Aportar ideas creativas y adecuadas para solucionar problemas.

  10. Respetar y asumir las ideas de otros miembros del equipo de trabajo.

  11. Conocer y poner en práctica las partes que constituyen el aprendizaje basado en problemas.

  12. Comprender la importancia del trabajo cooperativo para la consecución de las metas.

Exploración y experimentación

Los alumnos de 5º que realizaron el proyecto de las plantas, por ejemplo, además de buscar información en vídeos o libros, exploraron ideas usando los Test de Torrance y de Saturnino de la Torre, realizaron las rutinas de pensamiento como “veo, pienso, me pregunto” y “compara y contrasta”.

Esbozaron diseños para el macetero aplicando la estructura del folio giratorio, crearon desplegables, mapas mentales, salieron al Jardín Botánico de Castilla–La Mancha, y calcularon presupuestos, cantidades, tiempo y estadísticas.

Expusieron oralmente sus hallazgos y propuestas ante el resto de sus compañeros, y participaron en concursos de preguntas sobre lo expuesto. Como resultado, además del contenedor para las plantas construido, presentaron un portafolio: una colección de documentos de todo tipo que se han usado a lo largo del proyecto.

Esta actividad se llevó a cabo en grupos de 4 alumnos en el aula, en la asignatura de Ciencias Naturales, y se evaluó con diferentes rúbricas que convergen en una evaluación final.

Al finalizar la actividad, los alumnos, protagonistas y responsables de sus propios aprendizajes activos, aumentan su autoestima y su capacidad autocrítica, aprenden a distinguir entre lo relevante y lo trivial, a planear y a colaborar. Además de, por supuesto, conocer las características generales de las plantas, y utilizar criterios sencillos para clasificar las plantas.

¿Y cuál es el papel del docente en este proceso? Los docentes indagan sobre sus recursos, el papel que desempeñan y las posibilidades que tienen de hacer más efectiva su labor de mediar en el aprendizaje de los alumnos. Ambos, docentes y estudiantes, tienen la oportunidad de convertir su tarea en acciones concretas que revierten sobre ellos mismos o la comunidad donde viven.

Mª Raquel Picornell Buendía, Profesora en la Facultad de Educación y Salud, Universidad Camilo José Cela

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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