Es imposible aprender sin feedback (literalmente, en inglés, información evaluativa o correctiva sobre una acción, evento o proceso a la fuente que lo ha originado), entendido como los comentarios, opiniones, respuestas o sugerencias que reciben los estudiantes o los miembros de un equipo de trabajo sobre su desempeño.
En escuelas, institutos y universidades, donde la adquisición de habilidades y el desarrollo de la confianza personal son fundamentales, esta información evaluativa adquiere una importancia aún mayor que en los ámbitos laborales. La llamamos retroalimentación, y no sirve solamente para informar a los aprendices sobre su progreso en determinada materia. Tiene una influencia importante en su motivación y el compromiso con su propio desarrollo.
Bien utilizado, puede ser uno de los catalizadores más importantes en el proceso de trabajo y aprendizaje. Permite desarrollar una mentalidad de mejora continua, fundamental para el crecimiento personal y académico. La ausencia de este análisis profundo puede convertirse en un inhibidor del progreso, ya que impide que los estudiantes aprendan de sus experiencias y apliquen los ajustes necesarios. Incluso los estudiantes con buen rendimiento los necesitan.
¿Qué quiere decir “bien utilizado”? ¿Cómo podemos hacer que la retroalimentación sea motor de motivación y compromiso?
Evaluaciones estresantes
Las evaluaciones del desempeño pueden ser estresantes para los estudiantes, especialmente cuando sus esfuerzos no son reconocidos o la información que reciben al respecto es genérica y por lo tanto poco útil. Las críticas, aunque constructivas, pueden desmoralizar si no se equilibran con el reconocimiento adecuado.
Para que la retroalimentación motive y favorezca el aprendizaje, debe ser específica, oportuna y centrada en el crecimiento, resaltando logros, áreas de mejora y estrategias claras. Además, es fundamental crear un ambiente donde esta información se perciba como una herramienta de desarrollo, fomentando una cultura de retroalimentación continua y bidireccional que reduzca la ansiedad y potencie el aprendizaje. ¿Cómo? Debemos tener en cuenta las siguientes cuestiones cuando proporcionemos retroalimentación:
Ser específicos: en lugar de decir “buen trabajo”, indicar “has mejorado notablemente tu precisión en los lanzamientos de baloncesto”.
Ser oportuno: proporcionar retroalimentación inmediatamente después de una actividad o evaluación, mientras la experiencia aún está fresca.
Ser equilibrado: señalar claramente tanto los aspectos positivos como aquellos que requieren mejora, manteniendo siempre un equilibrio.
Fomentar la autonomía: invitar al estudiante a reflexionar sobre cómo podría mejorar su técnica en lugar de proporcionarle directamente la solución.
Este tipo de comentarios evaluativos facilita la comprensión de conceptos, corrigen y refinan movimientos, y se enfocan en el proceso en lugar del resultado.
Un metaanálisis reciente ha observado que la retroalimentación tiene un impacto positivo mayor en las habilidades cognitivas y psicomotrices de los estudiantes que en su motivación o comportamiento.
Retroalimentación y motivación
La teoría de la autodeterminación sugiere que la motivación humana se sustenta en tres necesidades psicológicas básicas: la autonomía, la competencia y la relación. La retroalimentación constructiva puede satisfacer estas necesidades:
Fomenta la sensación de competencia. Cuando los estudiantes reciben retroalimentación que refuerza sus logros y los orienta en cómo mejorar, se sienten más capaces de dominar nuevas habilidades.
Promueve la autonomía. Si respeta las decisiones de los estudiantes y les proporciona opciones para mejorar facilita un sentido de control sobre su aprendizaje.
Fortalece la relación con el educador. Una comunicación efectiva crea un entorno de confianza y apoyo, elementos esenciales para el progreso en el aprendizaje.
Motivación intrínseca vs extrínseca
Mientras las correcciones “controladoras”, de aquel que impone una perspectiva sin considerar la visión del receptor, pueden tener consecuencias negativas en la motivación y el desempeño, generando resistencia y disminuyendo el entusiasmo por el aprendizaje, los comentarios inmediatos y directos permiten a los estudiantes observar su progreso en tiempo real, ajustar sus estrategias y optimizar su aprendizaje. Este enfoque promueve un estado de “flujo” (cuando una persona está completamente inmersa en la actividad que ejecuta) en el aprendizaje, donde los estudiantes se sienten desafiados pero capaces, aumentando así su motivación intrínseca.
Esta motivación intrínseca, o autónoma, se encuentra cuando satisfacemos necesidades internas y elegimos acciones que conducen al crecimiento personal. En contraste con la motivación extrínseca, que depende de factores externos como la aprobación o la recompensa, la motivación autónoma fomenta el compromiso genuino con la evolución y el aprendizaje. Un reconocimiento significativo debe proporcionar información clara sobre cómo los esfuerzos de una persona contribuyen al proceso de aprendizaje, otorgando así un sentido más profundo a la actividad realizada.
Cuando se reconoce a alguien de manera sincera y específica, se refuerza su sentido de pertenencia y su confianza en sus propias capacidades. El ser humano encuentra un impulso motivacional genuino cuando siente que su esfuerzo es valorado y apreciado dentro de su contexto. La gratitud y el reconocimiento son elementos esenciales para el bienestar y el crecimiento personal, y cuando se emplean adecuadamente, pueden potenciar la autonomía y el compromiso de las personas.
El riesgo de evaluar solo con halagos
Aunque la retroalimentación debe ser constructiva, esto no quiere decir que debamos evaluar solo con halagos. Más bien al contrario: esto puede tener efectos negativos en el desarrollo de los estudiantes, ya que no brinda información específica ni guía para mejorar.
Frases generales como “eres el mejor” carecen de detalles sobre qué aspectos fueron efectivos, dificultando la repetición del éxito. Además, el elogio constante puede generar dependencia de la validación externa, reduciendo la satisfacción intrínseca y afectando la motivación personal.
El abc del reconocimiento efectivo
Algunas pautas para lograr un reconocimiento que no solo elogie, sino que también inspire y oriente, son:
Descripción precisa del comportamiento valorado. Para un reconocimiento efectivo, es clave describir con precisión la acción realizada, evitando generalidades. En lugar de decir “Buen trabajo”, es mejor especificar: “Tu análisis detallado de los datos nos ayudó a tomar decisiones informadas”. Esto valida la acción y orienta futuras conductas positivas.
Explicación del impacto generado. Es fundamental mostrar cómo la acción aportó valor o resolvió un problema. Por ejemplo: “Tu enfoque proactivo en la implementación del software permitió superar obstáculos técnicos y mantener el proyecto en tiempo”. Conectar la acción con su impacto refuerza su importancia y promueve su repetición.
Expresión de sentimientos positivos. Compartir la emoción generada fortalece la conexión interpersonal y motiva al receptor. Ejemplo: “Tu dedicación en la presentación del examen me hizo sentir confiado y orgulloso”. Expresar cómo el esfuerzo afecta a los demás potencia la apreciación y el compromiso.
En definitiva, se trata de ir más allá de la retroalimentación tradicional, promoviendo un enfoque constructivo basado en la especificidad, la relevancia y la expresión emocional. Más que evaluar el desempeño pasado, nuestros comentarios deben inspirar el crecimiento futuro.
Juan-Antonio A Moreno-Murcia, Catedrático de Universidad, Universidad Miguel Hernández
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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