Menú
Un tercio de los adolescentes muestra indicios de uso problemático de las pantallas

Un tercio de los adolescentes muestra indicios de uso problemático de las pantallas

Nuestro reciente estudio muestra que aunque una mayoría de adolescentes usa la tecnología de manera equilibrada, el riesgo de caer en un uso problemático es elevado.

Hiperconectados, así vivimos. Las tecnologías han transformado nuestra realidad, hibridando nuestro yo real con el digital. Su uso masivo y extendido preocupa especialmente cuando afecta a la primera infancia y a la adolescencia, ya que son etapas del desarrollo en las que estamos más predispuestos a tomar riesgos. En la actualidad, la comunidad científica aborda el estudio de las potenciales consecuencias del uso problemático de la tecnología en diferentes ámbitos.

DUPAO EN WHATSAPP

En particular, en nuestro estudio hemos analizado cómo utilizan estos dispositivos más de 1 000 adolescentes, de entre 12 y 18 años, con la intención de identificar distintos perfiles de uso y cómo estos se relacionan con el estrés, el rendimiento académico y la mediación parental.

La mayoría hace un uso equilibrado

De este modo, se han diferenciado tres formas de utilizar la tecnología:

  • Perfil de “uso adaptado” (en el que se ubican un 58,8 % de los adolescentes investigados). Adolescentes que utilizan la tecnología de modo saludable y equilibrado, sin que ello produzca interferencias en su vida personal, social o académica. Son jóvenes que no descuidan sus estudios por pasar demasiadas horas frente a las pantallas, ni tampoco se desvelan por las noches usando estos aparatos.

  • El segundo perfil de estudiantes se denomina “indicios de uso problemático” y está constituido por un 30,4 % del total de los encuestados (más de 300 jóvenes). Son aquellos que comienzan a emitir señales preocupantes (cierta ansiedad si no revisan el móvil, más tiempo del necesario en línea, o una incipiente interferencia de la tecnología en su vida cotidiana).

  • El tercer grupo realiza lo que denominamos un “uso problemático” y suponen un 10,7 % del total. Son aquellos más vulnerables a los efectos negativos de la tecnología, pues su uso excesivo y descontrolado tiene consecuencias negativas como falta de sueño, peor rendimiento académico, irritabilidad, estrés e incluso conflictos familiares por el tiempo que pasan conectados.

Resultados principales del estudio entre 1 000 adolescentes españoles.
Elaboración propia.

Estrés tecnológico

Nuestro estudio muestra también que los adolescentes del grupo de uso problemático presentan niveles más altos de ansiedad relacionados con la necesidad de estar constantemente conectados. Esta sensación se relaciona con el “miedo a perderse algo” (Fear of Mising Out o FOMO) y nos indica que el uso intensivo de tecnología e Internet también puede suponer mayores niveles de estrés.

En cuanto al papel que desempeñan las familias, estas pueden tener cierta implicación en el tipo de uso que los adolescentes hacen de sus dispositivos. En este sentido, los hallazgos del estudio apuntan a que quienes presentan un uso más equilibrado son también quienes cuentan con mayor supervisión familiar. En cambio, aquellos menores que hacen un uso problemático de la tecnología suelen carecer de mediación parental en línea.

¿Hay diferencias entre los perfiles de uso con respecto al rendimiento académico?

Las consecuencias del uso problemático de las tecnologías pueden ser socioemocionales, pero también académicas, pues el rendimiento escolar sufre cuando el uso es problemático.

Sin embargo, los del grupo de “uso adaptado” presentan mejores resultados, lo cual sugiere que el uso racional de la tecnología puede incluso ser un aliado del aprendizaje.

¿Afecta igual a chicos y a chicas? ¿Influye la edad?

Es interesante destacar que los chicos aparecen más frecuentemente en el grupo de uso problemático, especialmente vinculados al uso intensivo de videojuegos. Las chicas, por el contrario, predominan en el grupo de uso adaptado.

Asimismo, se observa que los problemas tienden a agudizarse en los cursos intermedios de secundaria (2º y 3º de Educación Secundaria Obligatoria o ESO en España, con 13 – 15 años), momento en el que muchos experimentan menos supervisión y mayor autonomía.

La cuestión que se plantea conocidos estos resultados es: ¿podemos, desde el hogar, prevenir el uso problemático?

Recomendaciones para evitar un uso problemático

Para prevenir el uso problemático de las tecnologías en la adolescencia se pueden seguir las siguientes recomendaciones:

  1. Educar en el consumo responsable. Estableciendo normas de uso desde que se entrega el primer dispositivo móvil a los menores.

  2. Favorecer un clima de confianza en el hogar para mostrar a los menores que pueden acudir a los progenitores si les surge cualquier problema en Internet.

  3. Como adultos responsables (progenitores, docentes o abuelos, por ejemplo), es fundamental conocer los riesgos del ciberespacio para poder advertir a los menores de los peligros a los que pueden estar expuestos .

  4. En los centros educativos, se deben utilizar los dispositivos electrónicos para adquirir la competencia digital y no como mero soporte de los contenidos. La finalidad ha de ser formar ciudadanos que sean capaces de defenderse en un mundo digitalizado.

  5. A nivel social, se debe promover la creación de campañas de concienciación masiva sobre los efectos adversos del uso extendido de la tecnología y los riesgos de Internet.

En suma, esta investigación, al igual que la literatura precedente, nos advierte que un uso problemático de la tecnología disminuye el bienestar emocional (estados de estrés) y el rendimiento académico, aspectos primordiales en la etapa de la adolescencia.

Además, nos informa de que la mediación parental en línea protege a los menores de un uso problemático. Pero no es suficiente: la gestión de la tecnología en la infancia no depende exclusivamente de la educación recibida por los adolescentes en el hogar (la cual puede ser apoyada a través de programas de educación parental), sino que es una responsabilidad compartida sobre la que, como sociedad, debemos pararnos a reflexionar y movernos para actuar.

Francisco José Rubio Hernández, Profesor universitario e investigador. Área de métodos de investigación y diagnóstico en educación, UNED – Universidad Nacional de Educación a Distancia; Adoración Díaz López, Docente en la Facultad de Educación e Investigadora en el Grupo Ciberpsicología, UNIR – Universidad Internacional de La Rioja ; Ana Belén Mirete Ruiz, Profesora Contratada Doctora en la Universidad de Murcia en el área de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación, Universidad de Murcia y Javier J. Maquilón Sánchez, Profesor Titular del Departamento de Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación, Universidad de Murcia

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

--

¿Qué es DUPAO? Somos el magazine de Culturizando sobre Series y Películas, Ciencia y Tecnología, Marketing y Negocios, Productividad, Estilo de Vida y Tendencias.

 


Lo que más gusta

Lo más destacado