“¿Cómo ha encontrado la ecuación de Dirac, profesor Dirac? La encontré hermosa”
Michael Berry, Paul Dirac: El alma más pura de la física
La 40 ª Conferencia General de la UNESCO proclamó el día 14 de marzo de cada año como Día Internacional de las Matemáticas, fecha elegida porque en el calendario inglés se escribe 3/14, y no hay número más matemático que Pi.
Cada año se selecciona un tema que conecte las matemáticas con otros campos, y este año es Matemáticas, arte y creatividad. Lo que se pretende es hacer una reflexión de lo que une a las matemáticas con el arte, y eso es la creatividad. Pero también la belleza, y en cierta manera la verdad, en cuanto que lo bello y lo verdadero se suelen dar la mano.
De los cuadros de Da Vinci a los girasoles
Si nos vamos a la antigüedad griega, el canon de belleza era el número áureo, que encontramos en estatuas y monumentos. En el Renacimiento italiano, Luca Pacioli escribió el influyente tratado De divina proportione, ilustrado con grabados en madera realizados por Leonardo da Vinci, sobre el uso de la proporción áurea en el arte.
Pero esta proporción –un número irracional, por cierto–, también aparece de manera asombrosa en la naturaleza, por ejemplo, en la distribución de las semillas de un girasol o en los ángulos de las ramas de una planta. En el caso de la naturaleza, ésta optimiza el crecimiento y eso hace que surja la belleza.
A lo largo de la historia, son muchos los movimientos artísticos que utilizaron conceptos matemáticos para realizar sus obras. Por ejemplo, el movimiento De Stijl que pretendía “establecer un vocabulario visual de formas geométricas elementales comprensibles por todos y adaptables a cualquier disciplina.”

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De hecho, cuando vemos un cuadro de Piet Mondrian pensamos en la geometría. Y si observamos uno de Jackson Pollock, lo que acude a nuestra mente son los fractales o los fenómenos caóticos. Y qué decir de las maravillosas obras que la artista donostiarra Esther Ferrer ha ido creando basadas en los números primos.
Las ecuaciones son bellas
Si vamos al bando de los matemáticos, hablaremos de la belleza de las ecuaciones. Su belleza es una garantía de su autenticidad. El físico matemático Paul Dirac decía: “Este resultado es demasiado bello para ser falso; es más importante que las ecuaciones sean bellas a que se ajusten a los experimentos”. Y también: “Si uno trabaja desde el punto de vista de conseguir la belleza en su ecuación, … uno está en una línea segura de progreso.”
Cuando los matemáticos desarrollamos nuestro trabajo de investigación, emborronamos muchos papeles y encerados con nuestros intentos de ecuaciones (visite un estudio de un pintor para comparar). Y a veces se produce la magia creativa, el descubrimiento. Entonces, aquello por lo que has estado peleando durante meses aparece ante tus ojos de una manera clara.
Ese es el momento eureka, que no ha venido de la inspiración divina sino de un intenso trabajo, aunque el gran matemático indio Ramanujan decía que la inspiración le venía de la diosa de su familia, Namagiri Thayar, que ponía las ecuaciones en su mente.
Venga de donde venga, la creatividad es bienvenida y necesaria tanto en el arte como en las matemáticas. Disfrutemos con ella del día de Pi.
Manuel de León Rodríguez, Profesor de Investigación del CSIC, Real Academia de Ciencias, Instituto de Ciencias Matemáticas (ICMAT-CSIC)
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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