Los adultos también juegan a piratas, magos o guerreros: el auge del rol en vivo

Los juegos de rol son mucho más que una cosa de frikis. En realidad, todos hemos jugado alguna vez: cuando éramos niños que fingían ser médicos o maestros, o cuando jugábamos a “papás y mamás”.

Desde el nacimiento de Dragones y Mazmorras a mediados de los 70, estos juegos han desarrollado una comunidad específica. Pero ha sido en las últimas décadas cuando se han vuelto cada vez más populares, accesibles y ambiciosos.

Este auge del “ocio experiencial” dentro de los nuevos medios nos lleva a estudiarlos desde ámbitos como la teoría literaria o la comunicación audiovisual.

¿Pero qué son exactamente los juegos de rol?

Entendemos por juego de rol una actividad de ocio colectiva. Un organizador, el máster, propone una situación inicial para desarrollar una historia a través del juego. Esto surge con la interacción entre distintos personajes, que son “manejados” por los demás jugadores.

A diferencia de otros formatos en vivo como las escape rooms, aquí resulta imprescindible el trasfondo de los personajes de la historia. Y aunque suele asociarse a los entornos fantásticos y medievales, existen experiencias de todas las temáticas.

Podríamos considerarlo una especie de videojuego analógico. No dependemos de pantallas ni de mandos, sino de nuestra imaginación. A cambio, podemos utilizar dados y otros sistemas de reglas (definidos en “el manual de juego”) para decidir algunas cuestiones clave.

Más allá de los dados, más cerca del teatro

El rol en vivo (también conocido como larp, de Live Action Role-Playing) es otra de las posibles manifestaciones de los juegos de rol. Aquí realizamos en primera persona las acciones de nuestro personaje, en lugar de simplemente describirlas con palabras (como suele ocurrir en el rol “de mesa”).

Los jugadores se disfrazan y se mueven por todo el espacio de juego disponible. Y en general, interactúan de una forma mucho más real e inmersiva con el resto de participantes.

En muchos casos casos, los dados dejan de utilizarse para no romper el flujo de la experiencia. El juego, que incluso puede durar varios días, pasa a centrarse en la narrativa y la interpretación.

La frontera con el teatro experimental puede llegar a ser muy difusa, aunque existe un factor clave: la ausencia de público.

Del mundo real a la inmersión digital

Por definición, el rol de mesa y el larp son formas de entretenimiento esencialmente analógicas. Pero esto no quiere decir que no se utilicen algunas herramientas digitales.

Los eventos de rol más ambiciosos intentan llegar hasta nosotros por cada uno de nuestros sentidos. Para ello, es frecuente el uso de vestuario y decoración, efectos sonoros, música ambiental, juegos de luces o comidas dentro del juego. Esta combinación de signos y medios aumentan lo que conocemos como “inmersión”, aquello que nos hace sentir como dentro de una película.

Todo esto puede potenciarse aún más a través de la tecnología, con todo tipo de simuladores, e incluso detectores de movimiento que nos permiten interactuar con el entorno.

Como en cualquier otro ámbito, es probable que el uso de inteligencia artificial también llegue a ser relevante en el futuro. De hecho, están surgiendo los primeros experimentos con ChatGPT como creador y personaje, algo que ya estamos comenzando a investigar.

El rol como puente entre los fans y la industria

Aunque muchas sagas cuentan con manuales de rol oficiales, la experiencia final suele ser organizada por asociaciones independientes (casi siempre, sin ánimo de lucro).

Nos encontramos aquí con la figura del “prosumidor”, propuesta por Alvin y Heidi Toffler: un concepto que describe a un tipo de consumidor que también crea y produce nuevos contenidos por puro placer.

Esta es precisamente una de las claves de las narrativas transmedia, en las que el contenido se expande a través de distintas plataformas. Pero esto no solo ocurre desde el canon de la industria oficial, sino también desde los seguidores.

En el rol en vivo existen grandes eventos internacionales basados en sagas como The Witcher o Harry Potter. Algunas de ellas han contado con el visto bueno de la industria, al menos durante un tiempo. Otras han tenido que mantenerse al margen e incluso maquillar sus contenidos, como si de una marca blanca se tratase.

 

El larp también se ha utilizado desde fuentes oficiales, como es el caso de Disney, con un intento fallido de hotel temático sobre Star Wars. Pero la gran implicación requerida, así como los altos costes asociados a cada evento, no lo convierten en un negocio especialmente rentable.

Sea como sea, los juegos de rol están repletos de adaptaciones de todo tipo: videojuegos, cine, series, literatura… Cualquier universo narrativo que se precie tiene un gran potencial para convertirse en la ambientación de este tipo de experiencias.

Sin salir de España, podemos sumergirnos en Piratas del Caribe y Monkey Island, Westworld, El Cuento de la Criada, Los Bridgerton, El Señor de los Anillos, Sherlock Holmes o La Sirena Varada.

Larp como formato en expansión

Los juegos de rol y el larp tienen un gran interés dentro del estudio de los nuevos medios, ya que engloban cuestiones como la mezcla de géneros y formatos. Otros factores clave se encuentran en su diseño inmersivo y en los procesos de interacción y personalización.

Todas estas cuestiones están siendo especialmente estudiadas desde los países nórdicos, aunque en España también contamos con algunos espacios de investigación y diseño, cada vez más interesantes.

Nos encontramos aquí con iniciativas como EntreReVs, Vivología o AvanLarp, que sin duda garantizan la expansión de este nuevo medio en el ámbito nacional.

 

Alba Torrebejano Osorio, Contratada FPU, Departamento de Lingüística General y Teoría de la Literatura, Universidad de Granada

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

--

¿Qué es DUPAO? Somos un magazine de Series y Películas, Ciencia y Tecnología, Marketing y Negocios, Productividad, Estilo de Vida y Tendencias.