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¿Es posible usar la inteligencia artificial para cerrar la brecha digital en el aula?

¿Es posible usar la inteligencia artificial para cerrar la brecha digital en el aula?

Muchos alumnos ya usan la IA para resolver trabajos y ejercicios de clase. Que lo hagan con las pautas del docente puede servir para mejorar la autonomía de todos los alumnos por igual.

La irrupción de la inteligencia artificial generativa plantea varios desafíos en el ámbito educativo (privacidad de los datos, sesgos algorítmicos, un uso poco ético para escribir trabajos o realizar investigaciones…), pero al mismo tiempo ofrece muchas oportunidades. Entre ellas un aprendizaje más personalizado y autogestionado, así como la posibilidad de automatizar tareas repetitivas.

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Mientras analizamos y gestionamos los primeros, es importante que trabajemos por conseguir que las posibilidades que brinda esta herramienta realmente estén al alcance de todos los estudiantes y no solo de los que hasta ahora disponían del acceso a la plataformas educativas de pago que implementaban la inteligencia artificial.

Y así, el reto es doble: lograr un uso responsable y democratizar este uso.

Una variedad de estilos, opciones y lenguajes

Una de las principales dificultades para los docentes es la diversidad de estudiantes que hay en un aula y la falta de tiempo para dedicar a cada uno una atención más personalizada o detectar cuál puede ser la manera más idónea de acercarle determinado temario.

El sociólogo francés Pierre Bourdieu abordó en sus estudios la posibilidad de que el lenguaje de la escuela pudiera ser una barrera insalvable para algunos alumnos por la distancia que hay entre el capital cultural que portan y el que despliega la escuela. Es decir, la “jerga” académica les resulta muy ajena y el esfuerzo de realizar determinadas tareas o entender determinadas explicaciones es más grande.

La inteligencia artificial generativa puede contribuir a salvar esas barreras. Por ejemplo, se puede pedir a ChatGPT que explique el ciclo del agua con el estilo de un rap, o que le explique a un estudiante la teoría de la relatividad en modo “choni”, “gamer” o “gótico”. El resultado puede acercar el contenido a diferentes perfiles. En modo gamer comenzaría la explicación del ciclo del agua de la siguiente forma:

Inicio de la misión: Evaporación. Es como si el sol fuera un boss de fuego gigante 🔥 y empieza a calentar el agua en los ríos, lagos y océanos. El agua se transforma en vapor (modo invisible, como un power-up) y sube al cielo, escapando del nivel inicial.

Para contenidos del ámbito de las ciencias exactas y experimentales, se le puede solicitar la resolución de problemas de diferentes formas. La inteligencia artificial nos puede ofrecer al siguiente problema diferentes formas de resolverlo:

Juan tiene dos caramelos y le regala uno a su hermana, ¿cuántos le quedan?

Nos guiará para resolverlo con un razonamiento directo, con una resta simple; de forma manipulativa; representándolo gráficamente; o con un enfoque algebraico para los alumnos más mayores:

Define 𝑥 como el número inicial de caramelos que tiene Juan: 𝑥=2.
Si regala 1 caramelo, le restamos 1: 𝑥−1=1
Resultado: 𝑥−1=1, es decir, a Juan le queda 1 caramelo.

El alumnado puede estar acostumbrado a abordar determinados problemas desde un enfoque concreto. Tener a nuestro alcance varias posibilidades nos puede aportar una a la que el estudiante esté más acostumbrado o diversificar las opciones para enriquecer su abanico.

Inteligencia artificial como guía

En demasiadas ocasiones, el aprendizaje autónomo se confunde con facilitar trabajo a los alumnos para que hagan tareas solos. Pero el trabajo autónomo requiere una guía claramente definida y evaluaciones con retroalimentaciones intermedias.

Algunas plataformas de inteligencia artificial pueden programarse con estos pasos o pautas para que vayan proponiendo, preguntando y comprobando los resultados y el avance antes de llegar al resultado final.

Se puede introducir un problema matemático complejo y pedir a la inteligencia artificial que vaya preguntando y corroborando los pasos para resolverlo, explicando al estudiante aquellos que no comprenda. Sería como contar con un tutor personal que sigue las instrucciones elaboradas por el profesor del alumno. Estas dinámicas se pueden implementar tanto en el aula, de forma presencial, como en casa.

Aprendizaje de idiomas

La inteligencia artificial generativa está incorporando la posibilidad de tener incluso una conversación de forma oral. Se le puede solicitar tener una clase de idiomas indicando qué queremos aprender o con qué temática queremos mantener una conversación.

Si quisiéramos potenciar la experiencia en el aula podemos solicitar a la IA que organice y gestione juegos en inglés, como por ejemplo el ahorcado:

Primera palabra.

La palabra tiene 6 letras.

Pista: Es un lugar relacionado con compras.

Jugador 1, di la primera letra. 😊

Desarrollo de técnicas de memorización

Son bien conocidas algunas estrategias mnemónicas clásicas para memorizar determinadas secuencias de datos, palabras o contenidos: las palabras a partir de iniciales, frases estrambóticas que contienen diferentes ideas, canciones, visualizaciones de imágenes…

Le podemos solicitar a la inteligencia artificial que nos cree canciones para memorizar diferentes regiones del planeta o que cree una historia estrafalaria sobre los pasos de un experimento científico.

¿Es capaz de adivinar las provincias de qué comunidad autónoma española nos facilita recordar ChatGPT con esta frase?:

Hoy Malena Grita: ‘Cómprame Sandías Con Amor, Jaime’.

Para la generación de ejercicios y preguntas de examen

Esta tecnología puede generarnos, a partir de los materiales proporcionados por los propios alumnos, ejercicios y preguntas de examen, tanto de desarrollo como de tipo test.

También cabe la posibilidad de facilitarle nuestras respuestas a la máquina, por escrito u oralmente, para poder recibir una retroalimentación.

Una realidad presente

Estas actividades ya son desarrolladas por muchos alumnos, pero se podría lograr un mayor impacto si los docentes les ayudaran a usar estas dinámicas con orientaciones precisas. Es una manera de afrontar los desafíos de la IA: fomentar la autonomía de los estudiantes dándoles pautas para hacerlo de forma ética y que no impida su aprendizaje.

Por esta razón, los docentes no solo no pueden ser sustituidos por la tecnología, sino que son fundamentales como guías y orientadores para lograr un aprendizaje más autónomo, enriquecido y adaptado a la realidad de todo el alumnado.

Ángel Martínez León, Investigador y profesor de los Grados de Educación, Universidad San Jorge

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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