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Topo Chico celebra 130 años con una antología cinematográfica que redefine su legado

Topo Chico celebra 130 años con una antología cinematográfica que redefine su legado

Topo Chico, la icónica marca de agua mineral, conmemora su 130 aniversario con un ambicioso proyecto que fusiona arte, historia y entretenimiento.

Topo Chico presenta una serie de tres cortometrajes y un largometraje que narran los mitos y momentos clave que han forjado su identidad. Dirigida por el talentoso cineasta mexicano Rodrigo Valdés y con la cinematografía del nominado al Oscar Rodrigo Prieto (conocido por Barbie, The Irishman y Brokeback Mountain), esta antología es un homenaje surrealista y estilizado al legado de la marca, que combina folclore, fantasía e historia para cautivar a nuevas generaciones.

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Un viaje por los mitos y la cultura

La serie, compuesta por tres cortometrajes y un largometraje, explora momentos emblemáticos de la historia de Topo Chico, desde sus orígenes míticos hasta su impacto en la cultura mexicana.

El primer relato transporta a los espectadores a la época azteca, donde el manantial de Topo Chico, según la leyenda, curó milagrosamente a una princesa enferma con sus aguas burbujeantes. Este cuento fundacional establece el carácter místico del agua, que ha sido venerada durante siglos.

El segundo cortometraje se sitúa en Monterrey, donde Topo Chico se convirtió en un fenómeno cultural. Las mujeres que bebían esta agua mineral comenzaron a actuar con una libertad y desenfado que desafiaban las normas sociales de la época, generando revuelo y consolidando la bebida como un símbolo de rebeldía y autenticidad.

El tercer relato celebra la influencia de Topo Chico en la escena musical de los años 60. En un México donde el rock estaba prohibido, los repartidores de la marca se convirtieron en inesperados embajadores de este género, organizando conciertos clandestinos que llevaron la música rebelde a todo el país. Este capítulo captura la energía de una época de transformación cultural, con Topo Chico como testigo y catalizador.

Una producción de alto calibre

La dirección de Rodrigo Valdés aporta una visión fresca y audaz, mientras que la cinematografía de Rodrigo Prieto eleva la narrativa con una estética vibrante y onírica. Prieto, conocido por su capacidad para capturar emociones y atmósferas únicas, dota a cada cortometraje de una identidad visual que combina la riqueza del folclore mexicano con un estilo moderno y sofisticado. La combinación de ambos talentos resulta en una experiencia cinematográfica que no solo celebra la historia de Topo Chico, sino que también la reimagina como una obra de arte.

Botellas de edición limitada: un guiño al pasado

Para complementar esta celebración, Topo Chico ha lanzado una serie de botellas de edición limitada con etiquetas vintage rescatadas de sus archivos históricos. Estas botellas no solo son un objeto de colección, sino también un recordatorio tangible del legado de la marca, que ha trascendido generaciones y fronteras.

Un paso adelante en el entretenimiento

Con esta antología, Topo Chico da un paso audaz hacia la creación de contenido culturalmente relevante y visualmente impactante. La marca no solo honra su pasado, sino que también se posiciona como un referente en la intersección entre arte, historia y entretenimiento. Este proyecto demuestra que Topo Chico es más que una bebida: es un símbolo de creatividad, rebeldía y conexión con las raíces mexicanas que ha trascendido fronteras, ya que es un producto que se distribuye en todo el mundo.

La serie de películas y las botellas de edición limitada estarán disponibles este mes, invitando a los consumidores a sumergirse en la magia de Topo Chico y celebrar 130 años de una historia que sigue burbujeando con vida.

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